LO QUE DICEN LOS CAMINOS / Poesía

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LO QUE DICEN LOS CAMINOS

Hoy tenía antenas de acero
repletas de ojos amaestrados por la duda,
¿quedarme como estoy o vivir?
Busque en varios libros las montañas
y pude estirar las piernas,
respirar algún verso de aire puro
que daría color a mi rostro detenido sin tiempo.
Al llegar a ninguna parte,
desde aquel vacío encerrado en dos mitades,
pude volver a pronunciar nuevas palabras,
mis dedos recuperaron la agilidad de la espada y la caricia.
Terminó el día,
limpio, no ya del virus,
y si del temor que golpeaba la puerta de mi casa.

Hernán Kozak

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LO QUE DICEN LOS CAMINOS

Hay caminos de vertientes olvidadas
que susurran misterio entre sus pasos.

Caminos de sal que conservan las leyendas de los pueblos
aquellos donde sus habitantes tarareaban canciones a los infantes
que sin miedo ni perdón corrían alborotados como si los tiempos
se destruyeran entre sus huellas, restos de aquella infancia.

Lo dicen los cantos y pedruscos
en las líneas ocultas de los rostros de los ancianos,
sí, hablan los senderos confinados en el silencio de las calles.

Avenidas y parques claman la paz de la distancia.
¡Quiero vivir, quiero vivir, quiero vivir!!!
Pero la ausencia, nada escucha.
Nada late cuando el sinsentido de la urbe ciega su horizonte.

Lo que dicen los caminos es tan abrumador.

Las cimas despliegan su grandeza de novia
abandonada frente al altar con eco lúgubre y solemne.

Ven, acércate ahora que no puedes,
ven, pisa mis verdes ojos, ahora que no ves.

Algunos caminos lloran la erosión continua de la humanidad.
Sus llantos apaciguan las vírgenes playas
que aún nada saben de la furia atroz del hombre.

Magdalena Salamanca Gallego

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LO QUE DICEN LOS CAMINOS

Mi espejo, corriente por las noches,
se hace arroyo y se aleja de mi cuarto
Vicente Huidobro

Salen, se abruman, se decantan, suspiran,
caen por la abullonada manga del crepúsculo
y pueblan ciudades, pero vuelven siempre
tras el culmen de las sombras.
Apátridas sin sueño vagan por estrías y montañas .

Destilan desaparecidos con el vaho de los caminos
porque inventaron juegos de agua.
Permíteme una escolta de nubes que sumerja el ocaso
en una cortina de espectros mojados.
No hay tiempo que perder, ya viene la aurora.

Si las violas tocan, los icebergs entran
en el sempiterno de los ojos.
Bestias que caminan solas y héroes desalojados
naufragan tras el ejército de piedras
Ahí una mano. y una mecha lasciva
que enciende la llama para ciegos.

Lo que dicen los caminos es que hay que salir
al abordaje de un barco trasatlántico que patee el horizonte,
pero la sequedad del asunto impone un cielo de llantos
ya vienen los rútilos rostros que se limpian y escarchan
con el insomnio y las habitaciones vacías,
¡Llega la aurora!
Los caminos gritan ¡al abordaje!¡Al abordaje!

Laura López

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LO QUE DICEN LOS CAMINOS

Cascadas de bondad inutilizada
en labios deformados
por la costumbre de blasfemar
en la puerta de los templos.

Entrego mis manos al horizonte
y mis manos vuelan lejos de mí.

La tierra es ese globo en el espacio
y mi voz, las ondas que viajan
por todo el universo tocando los planetas
hasta llegar a las estrellas.

El tiempo es otra historia en la galaxia,
letras que recorren tu nombre junto a otros nombres,
arrebatos de luz engarzados entre palabras.

Cruz González Cardeñosa

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LO QUE DICEN LOS CAMINOS

Cae la tarde y la terquedad
absorbe el tenue violeta del camino,
se derrama una pluma rojiza
entre campos hostiles
cegando las de exhaustas del viajero.
Callan los cantos de caliza
la ausencia de bicicletas dibujando piruetas,
mientras burlescos socavones
rememoran el rugido de los fornidos motores.
Entre amapolas y fusarium,
cóncavas cunetas desangran metáforas
al largo tiempo de espera,
que unas tumbas sin lápidas
vienen reclamando.
Hay caminos cansados
del vuelos de los drones buscando desertores,
también los que respiran grafito,
caminos que han aprendido a balar
reclamando el recorrer trashumante.
Aunque todos los caminos llevan en su estrofa
una alusión a Roma,
yo hoy amparada en la soledad
trasiego los que me llevan a tu voz.

Ana Velasco

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LO QUE DICEN LOS CAMINOS

Dicen los caminos abiertos
a las feroces dunas
que los animales errantes
tropiezan al descender
por las nubes
de colores intensos.

Viajes expuestos,
en el telar de una vida
en blanco
desliza el nacimiento de
todo aquello
qué está por llegar.

La incertidumbre se rinde
a sus pies,
dejando de lado
los senderos ya previstos.

Yolanda Hernández

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LO QUE DICEN LOS CAMINOS

Serpenteo lánguidas veredas anegadas por nostalgia,
zurcen bisectrices, tangentes en la resaca amarilla de espigas altaneras,
equidistantes, infinitas, primigenias, vibrantes y vitales.
Ilusiones de un vergel artificial, espejismo de naturaleza muerta,
vía láctea que alborota milagrosa secarrales polvorientos y agónicos,
constelaciones de pan que endulza el hambre del alma en pena.

Enigmáticos ecos musitan pertinaces, en miserables arroyuelos,
susurran sonetos en las cárcavas friables, infecundas, impermeables.
Repique de campanas sempiternas, lastimeras rocían los caminos,
estrofa amarga de los santos que llaman a vísperas,
remembranza de vida y muerte, acordes de sueños perdidos,
inconclusos, imposibles tejen las sendas de la inexorable existencia.

Maria González

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LO QUE DICEN LOS CAMINOS

Hay un paraguas colgado de una nube
Y un cartel que señala los caminos

Están las barrendera, las que limpian la ciudad que hacen
que el brillo del sol se refleje en los asfaltos mojados por la lluvia.
Y aquí están, aquí están también esos músculos que alzan carretillas,
esas manos callosas que amasan la piedra,
el martillo clavando en el corazón de Madrid tu nombre.
Madrid tierra abierta,
tierra de los brazos abiertos a la calidez del amor.
Amo al conductor del autobús
que transita por las calles que son caminos
abiertos a la selva ciudadana
al clamor de un pueblo que valiente en su confinamiento
espera, escucha lo que dicen los caminos.

Habrá que construir nuevamente todos nuestros sueños.

Paola Duchên

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LO QUE DICEN LOS CAMINOS

Dicen que todos los caminos
conducen a Roma.
Debo haber tomado
el camino más largo.
Resplandecientes letreros
anuncian furtivas direcciones.
Destellos de luz cuentan
y recuentan los kilómetros
que aún faltan para llegar
a tu destino.
Hay quien se detiene
a mirar el paisaje,
mientras hace memoria.
¿Hacia dónde voy?
¿A qué me lleva todo esto?
Muchas veces pensé en renunciar.
No entiendo muy bien
lo que dicen los caminos.
Sus signos brillantes
¿Son favorables o adversos?
En un desvío o en un retorno
muchos se pierden antes de llegar.
Los caminos hablan entre sí
mandándose señales promisorias.
Son trampas para confundir
al viajero.
Dicen que todos los caminos
conducen a Roma.
Debo haber tomado
el camino más largo.

Ruy Henríquez

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Carmen Salamanca Gallego
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